Un nuevo estudio subraya
la importancia de incorporar su identificación y tratamiento entre los
cuidados habituales dirigidos a esta población de pacientes
Mònica Puig - 14/05/2012
Según
un estudio presentado en la Conferencia Anual de la Asociación
Británica del VIH (BHIVA, en sus siglas en inglés), celebrada durante el
mes de abril en Birmingham, una cuarta parte de las personas con VIH en el Reino Unido padece un trastorno depresivo.
Es conocido que la incidencia
de depresión es más alta en personas con VIH, hecho que a menudo se
relaciona con el impacto psicológico de convivir con una enfermedad
crónica todavía estigmatizada en el ámbito social. Un estado emocional
disfuncional puede repercutir de forma negativa en la salud de la
persona seropositiva y su cuidado.
Los resultados del estudio también sugieren una fuerte vinculación entre síntomas depresivos y desempleo, pobreza y escaso apoyo social; así como una relación entre depresión y un incremento del riesgo de problemas con la adhesión al tratamiento y una carga viral detectable.
Con
el fin de recabar datos, los investigadores incluyeron preguntas sobre
depresión en los cuestionarios autocumplimentados entregados a las
personas inscritas en la cohorte ASTRA, estudio observacional
multicéntrico acerca de la conducta sexual de riesgo, las actitudes en
torno a la transmisión del VIH y sobre el tratamiento antirretroviral
llevado a cabo entre pacientes con VIH bajo tratamiento en centros del
Reino Unido.
Los 2.175 inscritos son personas que reciben
atención en una de las seis consultas externas de VIH que participan en
el ensayo. El perfil de las personas participantes, que no coincide
enteramente con el de la mayor parte de la población seropositiva en el
país británico, es el siguiente: el 73,4% son hombres homosexuales o
bisexuales; el 10,1%, hombres heterosexuales y el 16,4%, mujeres. La
edad media es de 44 años y la inmensa mayoría toman terapia
antirretroviral.
Las preguntas acerca de los síntomas depresivos
se obtuvieron mediante una herramienta validada conocida como PHQ-9,
que interroga a la persona encuestada sobre si ha padecido nueve
síntomas diferentes durante las últimas dos semanas, así como con qué
frecuencia. Los resultados indicaron que el 26,6% de los encuestados tenían un trastorno depresivo; es más, para el 19,1%, este era un cuadro depresivo mayor.
Usando una clasificación diferente, la escala de gravedad de la
depresión, el 20,6% presentaba depresión leve; el 20,4%, depresión
moderada y el 6,6%, depresión grave.
Para que sirva como
referencia, el 7% de la población general inglesa tiene depresión
moderada o grave. Sin embargo, una comparación más apropiada sería con
respecto a personas que tienen otra afección médica crónica, como la
diabetes.
Asimismo, las tasas de depresión no variaron en función del género, orientación sexual, origen étnico o país de nacimiento.
Por otro lado, se hallaron asociaciones destacadas con respecto a los factores socioeconómicos.
Todos resultaron ser estadísticamente significativos en un modelo
multivariable. Mientras el 15,3% de las personas con empleo mostraban
síntomas de depresión, el 43,4% de las personas sin empleo y el 52,8% de
las que no trabajaban debido a enfermedad o discapacidad mostraban
síntomas.
Entre las personas que afirmaban haber tenido siempre
el dinero suficiente para cubrir sus necesidades básicas, el 13,3% tenía
síntomas depresivos; pero entre aquellas que comentaban que sólo en
algunas ocasiones tenían dinero suficiente, el 43,2% presentaba
síntomas. En cuanto a los participantes que decían no poder cubrir nunca
sus necesidades básicas, el 53,0% tenía depresión.
En términos
de educación, el 18,8% de las personas que habían asistido a la
universidad y el 31,7% de las que nunca había ido, describían síntomas
depresivos.
Entre las preguntas que evaluaban el apoyo social, se observó una relación clara entre los grados de apoyo social y los síntomas depresivos.
Sobre la base de una escala gradual del 1 al 5, siendo el 1 un elevado
apoyo social y el 5 un bajo apoyo social, los resultados fueron: grado
1, el 8,9% de las personas presentaban un trastorno depresivo; grado 2,
el 16,2%; grado 3, el 32,1%; grado 4, el 52,3% y grado 5, el 66,1%.
Se
apreció una mayor propensión a estar deprimido cuanto más tiempo
hubiera transcurrido desde el diagnóstico de VIH, así como una asociación entre los síntomas depresivos y una baja adhesión autoinformada a la terapia antirretroviral.
Entre las personas que declararon no haber perdido ninguna dosis
durante las dos últimas semanas, el 24,1% tenía depresión. Entre
aquellas que afirmaban haber perdido dos dosis, el 34,3% presentaba
síntomas depresivos. Entre aquellos pacientes que habían perdido 3 o más
dosis, el 41,7% tenía depresión.
Por otra parte, los expertos hallaron una asociación entre el aumento de la gravedad de la depresión y unos valores más elevados de viremia detectable.
Como la vinculación entre depresión y unos peores resultados
virológicos podía deberse simplemente a la asociación entre depresión y
baja adhesión al tratamiento, se llevaron a cabo más análisis para
clarificar esta cuestión: en términos estadísticos, padecer depresión
continuó siendo un factor de riesgo de tener viremia detectable, incluso
después de ajustar por otros factores como la no adhesión. Sin embargo,
es básico señalar que la adhesión fue autoinformada y se refería sólo a
la adhesión reciente, en las dos últimas semanas.
Los autores comentan que los datos presentados aquí son transversales (se han obtenido en un momento determinado), y por lo tanto, y aunque muestran una fuerte asociación entre depresión y factores sociales, no pueden probar causalidad. Además, consideran que el examen para detectar posibles síntomas depresivos podría, por sí mismo, ofrecer información valiosa a los médicos acerca de la adhesión al tratamiento,
más allá de lo revelado por los pacientes al preguntarles acerca de
dosis perdidas. Unas conclusiones que remarcan la importancia de una
atención integral de las personas con VIH que incluya, además del
cuidado físico, la valoración, seguimiento y cuidado del estado
emocional.
Fuente: GTt / Aidsmap.
Referencia: Lampe F, et al. Depression and virological status among UK HIV outpatients: results from a multi centre study. 18th Annual Conference of the British HIV Association, Birmingham, 2012. Abstract O28.
Referencia: Lampe F, et al. Depression and virological status among UK HIV outpatients: results from a multi centre study. 18th Annual Conference of the British HIV Association, Birmingham, 2012. Abstract O28.
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